Piden a San Hipólito trabajo y seguridad 2006

El Sol de México
Carolina Lòpez

Ciudad de México.- Ante la incompetencia de las autoridades capitalinas de crear empleos y de resolver los problemas más comunes de la ciudad, 2 mil personas diariamente visitan la iglesia de San Hipólito y San Casiano mejor conocida como "San Judas Tadeo", a quien le piden "milagros" como conseguir trabajo, salud, protección o seguridad a sus familiares, entre otras cosas.

Narciso López González, de 73 años indicó que San Judas Tadeo le hizo el milagro de arreglar el problema de su predio ya que debía once mil pesos y no sabía cómo liquidarlos, aseguró que después de encontrar una solución le pagó al santo patrono con veladoras y visitando el templo cuando puede.

La iglesia de San Hipólito es visitada por una gran diversidad de personas, desde oficinistas que impresionan con sus trajes tan elegantes hasta ancianas con su reboso y apoyándose en su bastón desgastado.

Vicario del Templo, René Pérez Díaz, señaló que el milagro de encontrar trabajo es muy pedido por la escasez del mismo, aseguró que la persona busca una solución a este problema y necesita sentirse respaldado a través de la esperanza de un santo, indicó que es una vertiente que toma la gente al no encontrar en las autoridades respuesta a sus peticiones.

Todos los cristales de la iglesia están impregnados de imágenes católicas que resulta inevitable no admirarlas, en el templo se encuentran distintos santos como son San Martín de Porres, la Virgen de Guadalupe, San Casiano, entre otros y desde 1982 la imagen de San Judas Tadeo ocupa el altar mayor.

Isabel Local de 24 años, cajera, señaló que ayuda más en conseguir trabajo San Judas Tadeo que solicitarle ayuda a Vicente Fox.

En el santuario no existen restricciones de clase social, raza o edad, miles de ciudadanos se unen para venerar a la misma imagen, pero cada persona le paga de distinta forma al santo patrono, ya sea por veladoras, rosarios, flores, o asistiendo simplemente a la iglesia.

Apólito Jiménez de 72 años, desde la entrada del Templo hasta el altar mayor, que son aproximadamente 5 metros, los recorrió hincado para agradecerle a San Judas la salud de su hija, quien estaba hace dos días en terapia intensiva por haber dado a luz la semana pasada.

Desde que la parroquia abre sus puertas a las siete de la mañana los fieles llevan sus veladoras para iluminar la imagen del patrono, y flores para que esparzan su aroma en cada rincón de la iglesia, cada quien toma su asiento en las enormes bancas y miran de frente al altar mayor, algunos derramando sus lágrimas pero siguen con sus plegarias y otros sólo rezan.

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